XXXVII.Historias y mas historias

Era lunes. Puff odio los lunes. Estábamos camino al insti cuando, de pronto, Sandra y compañía aparecieron. Esa mañana en vez de salir corriendo al lado opuesto a ellas, seguimos caminando:

-Hola Eriel y Mari.- dijo Sandra.

-¡¡¡¡Hola!!!!- le respondí alegre.

-Hola.-dijo Mari.

-Hoy en clase de lengua el profesor nos dijo que haríamos un taller de historias.¿Quereis poneros conmigo para hacerlo?( ESTA NO ES SANDRA PENSÉ.)

-Bueno estaría guay que juntas hiciésemos cosas a menudo.

Seguimos caminando. Ese día parecía que iba a ser completamente diferente.

08:30 hora de entrar a clase:

80:45 hora de lengua. El profesor como había dicho Sandra nos puso en parejas y a  mi me tocó con Sandra. Nos pusimos juntas en mi mesa. Sandra comenzó a escribir una historia de miedo. La historia trataba de una casa que había en las afueras del pueblo. Contaba muchísimas cosas pero no las voy a contar todas.

11:30 hora de el recreo:

-Hola Sandra.- dije

-Eriel te hago un reto. Esta tarde noche hacia las ocho tendremos que estar en la casa de la historia, la que esta  encantada. Abra que pasar una hora dando vueltas por la casa.¿Quien mas se apunta?

-Por que no- contestamos Mari y yo.

-Dan tu también vendrás por si tengo miedo.- dijo Sandra con una sonrisa en la boca.

16:20 el profesor nos da la buena noticia, la mejor. De lunes a viernes nos vamos a un barnetegui(caserío donde acogen a niños)

Llegó la hora. Ya eran las ocho. Y allí estábamos Sandra, Dan, Mari y yo.Comienza la aventura...
Entramos en la casa por la puerta de su patio, para que nadie nos viese. Aquel patio era muy frondoso y viejo. La puerta de la casa estaba abierta. Entramos y inesperadamente se cerro la puerta. Sandra como no se asusto y se agarro del brazo a Dan.

-Nos tenemos que separar.-dijo Sandra.

-Vale. Tenemos que recorrernos toda la casa y cuando lo hayamos echo hay que decir en alto el  número 40.

-Vale,asta entonces.- dijo Sandra.

Mari y yo nos recorrimos facilmente la zona de arriba y la de abajo solo nos quedaba el salón. Cuando llegamos Mari y yo vimos un fantasma. No gritamos.
Solo le pedimos que asustase a Sandra y el dijo:

-Solo lo haré si me ayudáis a encontrar a mi hija.

-Esta bien.- contestó Mari...