Eriel y Marie abrieron las otras cartas que había en las cajas,a veces, hasta encontraban galletas podridas...¿Pero...por qué su supuesta familia biológica no las cuidó? Les hecharon un ojo a los papeles de adopción, cartas, documentos, pasaportes...Pero no entendían mucho de esos temas, había firmas, pero no se entendían por su letra cursiva. Luego miraron una carta en la que ponía que Eriel y Marie eran adoptadas y que sus padres biológicos vivían en la otra punta del mundo. Las abandonaron por algo, pero no sabían por qué. Había demasiados misterios en esa casa que no se podrían conseguir sin hacer preguntas. Ahora debían ir a dar de comer a los animales, estaba llegando la tarde. Fueron a lo alto del monte donde se habían acurrucado ahí las ovejas. Eriel fue a donde Chiqui, su ovejita favorita, que estaba creciendo muy deprisa. Justo estaban en la punta del monte y detrás del monte se encontraba un precioso paisaje con un río y un bosque más. Vieron que había una casita a lo lejos o eso les parecía, fueron a visitarle a pesar del peligro que podrían correr por ir a casa de un desconocido.
-¿Hola?-preguntaron.
Salió un señor con una escopeta y empezó a gritarles hasta que se largasen.En el camino se dejaron a Chiqui , que a pesar de que sabía correr mas que todas las ovejas estaba paralizado por el miedo.Eriel volvió a por Chiqui y corriendo subieron agotadas la colina que llevaba hasta su caserio.Parecía que había luz en la casa,no sabían el por qué y quién.Cuando entraron vieron a sus padres,que estaban en casa,parecían asustados,y su padre por primera vez no les había gritado.
-¿Papá?-preguntaron.
-No me llames papá, yo no lo soy.
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